Pocas cosas evocan tanto el sabor de lo auténtico como una buena nata de leche. Ya sea en una taza caliente, nata montada sobre un postre casero o como base para una salsa cremosa. Pero… ¿sabemos realmente qué tipo usamos y cuál es la mejor para cada ocasión?

En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre la nata: qué es, qué tipos existen —como la nata líquida, la nata montada o la nata fría—, cómo se elabora la nata artesanal y por qué cada vez más personas buscan volver al sabor natural de antes. También te daremos ideas para combinarla, como la clásica nata con nueces, y consejos para conservarla en casa sin que pierda su textura ni su frescura.

Si te interesa descubrir cómo aprovechar este delicioso producto lácteo en tu día a día, sigue leyendo. Aquí empieza tu viaje al corazón de la nata.

¿Sabías que… la nata fue clave para inventar la mantequilla?

Durante siglos, antes de que existieran las batidoras o los frigoríficos, la nata era un producto tan valioso como la leche misma. Pero lo realmente curioso es que de un «accidente» con nata nació algo que hoy todos conocemos: la mantequilla.

Los antiguos pastores europeos, al transportar leche en cántaros de madera, notaron que el movimiento constante hacía que la nata se separara y se aglomerara. Al batirla —incluso sin querer— terminaba por transformarse en una masa amarilla: la mantequilla.

Este descubrimiento marcó el origen de uno de los productos más emblemáticos de la cocina, y todo gracias a la nata de leche.

Así que, la próxima vez que disfrutes una cucharada de nata artesanal, recuerda que estás saboreando la primera forma de un alimento que cambió la historia de la alimentación.

Mantequilla curiosidad de la nata

¿Qué es la nata?

La nata es una de las formas más puras y tradicionales de disfrutar la leche. Se trata de la parte grasa que, de manera natural, se separa y sube a la superficie de la leche cuando esta se deja reposar en frío, especialmente si no ha sido homogeneizada. Este fenómeno ocurre de forma espontánea y ha sido aprovechado durante generaciones para obtener un producto cremoso, delicado y lleno de sabor: la nata de leche.

¿Cómo se obtiene la nata?

Tradicionalmente, la nata se obtenía de manera manual en las casas o en pequeñas lecherías. La leche fresca se dejaba reposar en grandes recipientes a baja temperatura durante varias horas. Al cabo de un tiempo, la grasa se acumulaba en la parte superior, formando una capa espesa y untuosa. Esa capa era cuidadosamente retirada con una espumadera o cuchara, y se almacenaba para ser usada directamente o batida hasta convertirse en mantequilla.

Hoy en día, aunque existen métodos industriales más rápidos, muchas pequeñas producciones —sobre todo de nata artesanal— siguen apostando por este proceso lento, que conserva mejor el sabor y la textura natural del producto.

¿Nata natural o imitaciones?

Es importante distinguir entre la nata natural, también llamada nata de leche, y otros productos procesados que se presentan como «cremas» pero que no siempre contienen ingredientes lácteos auténticos. Muchas natas comerciales contienen estabilizantes, espesantes o incluso grasas vegetales hidrogenadas que imitan la textura de la nata real, pero no ofrecen ni el mismo perfil nutricional ni el sabor auténtico que se consigue con una nata extraída directamente de la leche.

Si quieres disfrutar de la nata en su forma más genuina, elige siempre productos elaborados a partir de leche fresca, sin aditivos innecesarios, y si es posible, de origen artesanal. El resultado no solo se nota en el paladar, sino también en la cocina.

El placer de la nata con fresas

Nata montada con fresas

Tipos de nata

La nata es un ingrediente tan versátil que se adapta a todo tipo de preparaciones, desde platos salados hasta postres sofisticados. Pero no todas las natas son iguales. A la hora de elegir la más adecuada, es importante conocer sus diferencias, tanto en textura como en contenido graso. A continuación te explicamos las tres variantes más comunes: nata líquida, nata montada y nata fría.


Nata líquida: para cocinar, salsas, sopas y más

La nata líquida es la más utilizada en la cocina salada. Tiene una textura fluida y suave que permite incorporarla fácilmente a platos como sopas, cremas, salsas, gratinados o quiches. También es ideal para suavizar purés, enriquecer pastas o dar cuerpo a guisos.

En el etiquetado, suele tener entre un 15 % y un 35 % de materia grasa, dependiendo de su uso. Cuanto mayor sea el porcentaje de grasa, más cremosa será la textura final del plato.

Para uso culinario, se recomienda usar nata líquida para cocinar (a veces etiquetada como “nata para cocina”), que es más estable al calor y no se corta fácilmente.


Nata montada: el toque perfecto para tus postres

La nata montada es un clásico en repostería. Se obtiene al batir nata líquida con alto contenido graso (mínimo 35 %) hasta que adquiere una textura esponjosa y aireada. Es la compañera ideal de tartas, frutas, chocolates, bizcochos y todo tipo de dulces.

Lo ideal es utilizar nata sin azúcar añadido y montarla justo antes de su consumo para asegurar una textura firme y un sabor fresco. También se puede añadir un poco de azúcar o vainilla durante el montado, según el uso que se le quiera dar.

Una buena nata montada artesanal, elaborada a partir de leche fresca, no necesita estabilizantes ni aditivos: su sabor y textura lo dicen todo.


Nata fría: cómo conservarla y usarla bien

Aunque muchas veces se habla de “nata fría” refiriéndose simplemente a su temperatura, este aspecto es clave para que mantenga su textura y sabor. La nata, especialmente si es artesanal y sin conservantes, debe mantenerse siempre refrigerada, idealmente entre 2 °C y 5 °C.

Usar la nata bien fría es fundamental si se va a montar, ya que la grasa necesita estar firme para que se airee correctamente. También es importante guardarla en su envase original o en un recipiente hermético, y consumirla en pocos días una vez abierta.

Además, si se quiere servir nata montada o líquida como acompañamiento, hacerlo fría realza su cremosidad y evita que se derrita rápidamente sobre los postres.

Tabla comparativa: Tipos de natas y usos

Tipo de nataTextura% Grasa AproximadoUsos principalesRequiere refrigeración
Nata líquidaFluida15 % – 35 %Cocinar, salsas, sopas, cremas
Nata montadaAireada/firme≥ 35 %Repostería, tartas, frutas, postresSí (antes y después)
Nata fríaVariableCualquieraServir directamente o montar con éxitoSí (imprescindible)

La nata artesanal: sabor, textura y calidad

En un mundo donde la industria alimentaria ha acelerado los procesos a costa del sabor y la calidad, la nata artesanal se presenta como una opción que recupera lo esencial: el gusto auténtico de la leche, la textura cremosa sin trucos y la frescura de un producto hecho con mimo.

¿Qué diferencia a la nata artesanal de la industrial?

La gran diferencia radica en el origen y el proceso. Mientras que la nata industrial suele elaborarse a gran escala, con aditivos para estabilizar su textura o prolongar su vida útil, la nata artesanal se obtiene de forma más natural, respetando los tiempos y sin añadir ingredientes innecesarios.

En la nata industrial es común encontrar:

  • Estabilizantes

  • Emulsionantes

  • Grasas no lácteas

  • Aromas añadidos

En cambio, la nata artesanal proviene directamente de la leche fresca, separando su parte más grasa mediante métodos tradicionales y sin alterar su composición original.

Un proceso que marca la diferencia

El proceso artesanal respeta el producto desde el principio: leche fresca, reposo natural, separación cuidadosa de la nata y envasado con mínima intervención. ¿El resultado?
Una nata con sabor real, una textura rica pero ligera, y una cremosidad que no necesita aditivos para destacar.

Además, al no estar sometida a tratamientos intensivos ni conservantes, la nata artesanal debe conservarse en frío y consumirse fresca, lo que garantiza que llegue a tu mesa en su punto óptimo.


Para quienes valoran lo auténtico y local

Consumir nata artesanal no es solo una cuestión de sabor. Es también una elección que apoya a pequeños productores, promueve la proximidad y fomenta una alimentación más consciente. Es ideal para quienes buscan alimentos menos procesados, más naturales y con una historia detrás.

En nuestra tienda apostamos por esa calidad: nata hecha como antes, a partir de leche fresca de granjas cercanas, sin artificios. Puedes verla, olerla, probarla… y notarás la diferencia.

La magia de lo artesanal

Batir nata montada

Ideas para disfrutar la nata

La nata no es solo un ingrediente, es también un placer en sí misma. Su textura cremosa y su sabor suave pero profundo la convierten en una delicia perfecta para desayunos, meriendas y postres sencillos que conquistan por su autenticidad. Aquí te dejamos algunas ideas tradicionales y caseras para que disfrutes de la nata de leche en todo su esplendor.


Nata con leche caliente o fría: recetas tradicionales para cualquier momento

La combinación de nata con leche es un clásico en muchas casas rurales y de pueblo. Una forma sencilla, nutritiva y reconfortante de comenzar el día o acompañar una merienda.

Versión caliente (ideal para invierno):

  • Calienta un vaso de leche fresca sin hervir.

  • Añade una cucharada generosa de nata artesanal y mezcla suavemente.

  • Endulza al gusto con miel o azúcar moreno, y si lo deseas, espolvorea un poco de canela.

Versión fría (perfecta para verano):

  • Usa leche bien fría y añade una cucharada de nata directamente en el vaso.

  • No mezcles del todo: deja que flote ligeramente para disfrutar del contraste.

  • Puedes añadir un toque de vainilla natural o un poco de ralladura de limón.

Esta receta es perfecta para quienes buscan sabores de toda la vida, sin complicaciones ni ingredientes artificiales.

Mmmmm…

Nata montada con frutas

Nata con nueces y miel: un postre fácil y delicioso

Una de las formas más irresistibles de disfrutar la nata es como postre, combinada con productos naturales como frutos secos y miel. La nata con nueces y miel es una receta sencilla pero cargada de sabor, textura y energía.

Cómo prepararla:

  • Coloca una o dos cucharadas de nata montada o semimontada en un cuenco pequeño.

  • Añade unas nueces troceadas por encima.

  • Riega con una cucharada de miel natural.

  • Puedes coronar con un toque de canela o ralladura de naranja para darle un punto aromático.

Este postre no solo es rápido, sino que realza las cualidades de la nata artesanal, al combinarla con ingredientes que respetan su sabor original. Además, es una opción excelente para ofrecer a tus invitados o darte un capricho sin remordimientos.


Otras combinaciones populares

Si te apetece experimentar, la nata también se presta a muchas otras combinaciones sencillas que puedes preparar en casa:

  • Nata con fresas o frutos rojos: el clásico de los clásicos, donde la acidez de la fruta contrasta con la suavidad de la nata.

  • Nata con café o chocolate caliente: como topping cremoso que se funde lentamente.

  • Nata con bizcochos caseros: una opción perfecta para mojar o acompañar.

  • Nata con compotas caseras (manzana, pera, ciruela): el equilibrio perfecto entre dulzor natural y cremosidad.

No necesitas ser chef ni tener ingredientes sofisticados. Solo hace falta una nata de calidad y ganas de disfrutar.

¿Es buena la nata? Beneficios y consideraciones

La nata, como todo producto lácteo, ha estado en el centro de muchos debates nutricionales. Sin embargo, cuando se consume de forma moderada y proviene de leche fresca y de calidad, puede formar parte de una dieta equilibrada y nutritiva. Aquí repasamos sus principales propiedades y algunas recomendaciones a tener en cuenta.


Nutrientes presentes en la nata

La nata de leche es una fuente concentrada de energía, rica en grasas, pero también en nutrientes esenciales. Entre sus principales componentes destacan:

  • Grasas saludables: contiene ácidos grasos saturados y monoinsaturados, necesarios para funciones celulares y hormonales. En cantidades moderadas, las grasas de origen lácteo pueden aportar beneficios al organismo.

  • Vitamina A: fundamental para la salud visual, el sistema inmunológico y la piel.

  • Vitamina D: ayuda en la absorción del calcio y es esencial para el sistema óseo y el equilibrio hormonal.

  • Fósforo y calcio: presentes en menor medida, pero importantes para la salud ósea.

Además, al tratarse de un alimento poco procesado (en el caso de la nata artesanal), su biodisponibilidad es mayor, lo que favorece una mejor absorción de estos nutrientes.


Consumo responsable: moderación y equilibrio

Como todo alimento con un alto contenido calórico, la nata debe consumirse con moderación. No es un producto para tomar a diario en grandes cantidades, pero sí puede incorporarse puntualmente a una dieta equilibrada para aportar cremosidad, sabor y saciedad.

Algunas recomendaciones:

  • Usarla en pequeñas cantidades como acompañamiento o en recetas caseras.

  • Preferir versiones sin azúcar añadido cuando se use en postres.

  • Integrarla en una alimentación rica en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales.

Una cucharada de nata bien elegida puede mejorar la experiencia gastronómica sin comprometer el equilibrio nutricional.


¿Y si tengo intolerancia a la lactosa?

Las personas con intolerancia a la lactosa deben tener cuidado con los productos lácteos convencionales, incluida la nata. Sin embargo, hoy en día existen opciones adaptadas que conservan el sabor y la textura, pero sin lactosa, gracias a procesos enzimáticos que eliminan este azúcar natural de la leche.

En nuestra tienda online ofrecemos nata sin lactosa artesanal, elaborada con el mismo cuidado y calidad que nuestras otras variedades, para que nadie se quede sin disfrutar del auténtico sabor de este clásico lácteo.

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Cómo conservar la nata correctamente

La nata es un producto fresco y delicado, por lo que su correcta conservación es clave para mantener su sabor, textura y propiedades. Ya sea que la utilices para cocinar, montar o acompañar postres, conocer las condiciones ideales de almacenamiento te permitirá disfrutarla en su mejor estado y evitar que se estropee antes de tiempo.


Temperatura ideal de refrigeración

Para garantizar una buena conservación de la nata, esta debe mantenerse siempre en frío, a una temperatura constante entre 2 °C y 5 °C. Esta es la misma franja de refrigeración recomendada para productos lácteos frescos, y permite:

  • Preservar su sabor natural.

  • Mantener su textura homogénea.

  • Evitar el crecimiento de bacterias no deseadas.

Una nata fría no solo se conserva mejor, sino que también es fundamental si se va a montar, ya que la grasa necesita estar firme para lograr una buena consistencia.


Consejos para mantener su textura y evitar que se corte

La nata es especialmente sensible a los cambios bruscos de temperatura y a la contaminación cruzada. Para evitar que se corte o adquiera sabores no deseados, sigue estas recomendaciones:

  • No la dejes fuera del frigorífico más de 30 minutos.

  • Guárdala siempre tapada en su envase original o en un recipiente hermético.

  • Si ya la has abierto, evita introducir utensilios húmedos o sucios.

  • No la congeles si es nata para montar, ya que al descongelar pierde su estructura original.

  • Si ves que se ha separado ligeramente, puedes agitarla suavemente para recuperar su textura, siempre que no haya signos de deterioro (olor, color, sabor).


¿Cuánto tiempo dura una nata fresca?

La duración de la nata depende de si ha sido abierta o no, del método de elaboración y de si tiene o no aditivos. En el caso de una nata fresca y artesanal, sin conservantes:

  • Sin abrir: puede durar entre 5 y 10 días desde su fecha de elaboración, siempre refrigerada.

  • Una vez abierta: lo ideal es consumirla en un máximo de 3 a 4 días, manteniéndola bien cerrada y fría.

Siempre es importante revisar la fecha de caducidad y, ante la duda, confiar en los sentidos: una nata buena mantiene su color blanco cremoso, su aroma suave y su textura sin grumos.

Mmmmm…

Nata montada con nueces

La nata es uno de esos ingredientes que, aunque sencillos, tienen el poder de transformar una receta y despertar recuerdos. Desde una salsa suave hasta un postre tradicional, pasando por una merienda con leche caliente, su versatilidad la hace imprescindible en la cocina de quienes valoran el sabor auténtico.

A lo largo del artículo hemos visto que no todas las natas son iguales: hay diferencias importantes entre la nata industrial y la nata artesanal, tanto en sabor como en calidad. Optar por una nata elaborada con leche fresca, sin aditivos y de origen local, no solo mejora el resultado en tus platos, sino que también te conecta con una forma de alimentarse más natural y consciente.

Te invitamos a redescubrir la nata de verdad: la que se cuela en recetas caseras, que se disfruta a cucharadas con frutas o miel, y que conserva todo el sabor de la leche recién ordeñada. Porque a veces, volver a lo esencial es la mejor forma de avanzar.

¿Buscas nata artesanal de la mejor calidad? En nuestra tienda online encontrarás una selección. Descúbrelo aquí.

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